2 de septiembre de 2007

La Generalitat cuadriplica las multas a los comercios por no usar el catalán



La Agencia Catalana del Consumo catalana ha impuesto más de 50.000 euros en multas a varios comercios catalanes por vulnerar la Ley de Política Lingüística, que coloca al catalán por encima del español.

El intervencionismo de los partidos que forman el gobierno tripartito nacional- socialista de Cataluña se vuelve atroz. Ya no se permite a los ciudadanos escoger la lengua en que desean rotular o anunciar sus negocios.

La consejería de Comercio, Turismo y Consumo de la Generalitat, dirigida por Josep Huguet (ERC), multiplicó por cuatro en 2004 las inspecciones y sanciones a los comercios por infracciones como no tener dependientes que hablen correctamente catalán, los rótulos exteriores escritos en catalán, un menú o unas tarjetas de visitas en catalán.

La Agencia Catalana del Consumo inspeccionó a 1.401 tiendas y expedientó a 156, de las que 28 tuvieron que pagar multas por importe total de 52.800 euros. Esta política cuenta con el apoyo del Agrupament de Botiguers i Comerciants de Catalunya (Agrupación de Tenderos y Comerciantes de Cataluña), que aglutina a una parte importante de los pequeños comerciantes catalanes. Sus portavoces declararon el pasado martes 12 lo siguiente: "entendemos que ha habido tiempo suficiente para adaptarse a la nueva norma y para que ahora el Gobierno empiece a aplicar las sanciones".

Hasta ahora, la mayor sanción la ha sufrido Correos. El gobierno de CiU, presidido por Jordi Pujol, multó a la empresa pública con 30.000 euros por falta de suficientes carteles, impresos y formularios en catalán para gusto de los 70 ciudadanos que se quejaron ante la Generalidad. ¿Qué dirían Pasqual Maragall y Carod si la Junta de Castilla y León o la Diputación de Cantabria hiciesen lo mismo que la Generalidad y obligasen a La Caixa y a Caixa Catalunya a traducir sus marcas comerciales al español, la lengua oficial de toda España?

Carlos Bustelo, que dimitió de su puesto de director de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones en protesta por el traslado de ésta a Barcelona, declaró a principios de marzo lo siguiente sobre las consecuencias de la imposición del catalán: "[Barcelona] es una ciudad apasionante, aunque probablemente ya no lo sea tanto como hace años", debido a que, "con lo de la inmersión lingüística, los nacionalistas han convertido Cataluña en un centro poco atractivo para el resto de lo españoles".

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