2 de abril de 2009

Miles de sanitarios de Baleares protestan por la imposición del catalán en la sanidad pública



Miles de personas convocadas por los sindicatos de médicos y de enfermeros de Baleares se han manifestado en Palma de Mallorca este miércoles 1 de abril contra el decreto del catalán aprobado por el Govern autonómico que establece la imposición del catalán en la Sanidad Pública. La central sindical independiente y de funcionarios (CSI-CSIF) en Baleares y el Partido Popular también han anunciado que irán a la concentración.


Unas 2.200 personas, según fuentes policiales, o 3.500, según los convocantes, se concentraron ayer por la tarde para protestar contra el decreto aprobado por el Govern balear que exige conocimientos de catalán al personal sanitario que quiera obtener una plaza en Baleares, una movilización convocada por los sindicatos de la sanidad y secundada por el PP.

Normalización sin imposición, Castellano o catalán, Lo primero es calidad o Menos política, más sanidad, son algunas de las frases que escucharon y leyeron en la concentración, cuyos protagonistas han pedido reiteradamente la dimisión del conseller balear de Salud y Consumo, Vicenç Thomàs. También demandó su dimisión la presidenta del PP en las islas, Rosa Estaràs, quien ha asistido a la movilización celebrada en la plaza de España, que duró alrededor de una hora. También se concentraron este mediodía contra el decreto un centenar de personas en el Hospital can Misses de Ibiza y otras cien en el Mateu Orfila de Menorca.

"De todos los caminos, han elegido el peor", ha sido la frase con la que ha comenzado el manifiesto en cuya lectura han participado dos representantes del Sindicato Médico de Baleares (Simebal) y del de enfermería Satse. Leído a medias en castellano y catalán, en el manifiesto los representantes sindicales han afirmado que el decreto que exige el nivel B de catalán al personal sanitario es "inoportuno y excluyente".

De aplicación en la próxima OPE

El Consell de Govern aprobó el pasado viernes la iniciativa que tendrá aplicación en la próxima convocatoria de oferta pública de empleo del Servicio de Salud de Baleares, mediante la cual la Conselleria sacará a oposición más de 4.000 plazas vacantes para las diferentes categorías, la primera que realiza el Ejecutivo desde el año 2002.

El presidente del sector de sanidad de CSI-CSIF, Manuel Fuster, basa su protesta en el "perjuicio que comportará entre los profesionales del IB-Salut, que tras bastantes años sin una Oferta Pública de Empleo -la última convocatoria tuvo lugar en 2001- verán mermadas sus posibilidades de optar por una plaza fija debido a la exigencia por parte de la Administración de la normalización lingüística (...). No es el momento oportuno para establecer dicho requisito, teniendo en cuanta la necesidad profesional que existe en la Sanidad balear".

Por su parte, el presidente de la agrupación de facultativos, Isidro Torres, y su homólogo del Satse, Jorge Tera, coinciden en señalar que las consecuencias del decreto "pueden ser muy negativas" porque "prioriza el conocimiento de una lengua sobre la capacitación médica".

El PP también ha anunciado que se manifestará junto a las organizaciones sindicales del ámbito sanitario en contra del decreto por el que se solicita a estos profesionales que acrediten el nivel B de la lengua catalana, informa Europa Press.

Mérito, pero no requisito

La protesta balear se convoca bajo el lema Por una Sanidad sin exclusiones. Sí al catalán como mérito, no como requisito, que sintetiza su punto de vista sobre un decreto que supondrá la expulsión de "centenares" de médicos del sistema de salud, al tiempo que "vetará" el acceso de otros.

Los responsables sindicales remarcan que la situación es deficitaria en algunas especialidades médicas, como especialistas en alergología, radiodiagnóstico, neurofisiología clínica, pediatría y anestesia; mientras que en las de cirugía pediátrica, cirugía general y análisis clínico se da la circunstancia de que más de la mitad de los profesionales son mayores de 50 años, con lo que se plantea un problema de relevo generacional.

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